La escasez de dólares y de combustible, y el incremento de algunos precios han consolidado las percepciones negativas sobre la economía del país. Entre el 50% y el 60% de la población afirma que estamos en una crisis económica, que habrá inflación en los siguientes meses y que sus ingresos familiares disminuyeron durante el último año. Estas percepciones negativas no sólo están presentes en los sectores que se oponen al Gobierno (clases medias); sino también en su base social (clases bajas de Occidente). Conforme se incrementa la percepción negativa sobre la economía, y conforme se desvanece la "promesa de estabilidad" por la cual varias personas votaron por Arce, el apoyo al Gobierno disminuye lenta pero inexorablemente.