No sólo la generalidad de las clases medias creen que Evo es culpable de estupro y trata y tráfico de menores; sino también hasta un 50% de las clases bajas que se supone son la base social del ex Presidente. Sus pocos votantes de clases medias comienzan a distanciarse de él, quedando aislado y atrincherado entre sus votantes de clases bajas que no dudan en defenderle. Dos tercios de los entrevistados por Diagnosis creen que Evo goza de una ilegal y corrupta protección del Fiscal General y más de la mitad no creen que el ex Presidente será juzgado por este caso. Mientras el apoyo electoral de Evo Morales se debilita enormemente, se consolida la condena a la actuación del Sistema Judicial en general y del Fiscal General específicamente. Lanchipa aparece como el epítome de una justicia al servicio de los poderosos, sin capacidad de proteger los derechos de los y las más vulnerables.